Entrega individual: Alba Toscano Serrano
LA SILLA VACÍA
Técnica de evaluación
En las técnicas proyectivas, encontramos la expresión libre por parte del paciente sobre pensamientos, emociones y conflictos a través de algún medio, ya sea verbal o a través de una expresión escrita como sería el caso de un dibujo, por ejemplo.
Mediante esta expresión, se extrae una respuesta. Se pueden ver además de datos sobre la evolución del paciente, percepciones que tiene este y algunos de sus rasgos de la personalidad.
La técnica de la silla vacía se encuentra dentro de esta clasificación de técnicas. Este método trata de poner una silla vacía en la consulta y el paciente debe interactuar con ella como si en ella hubiera sentado una persona o una parte de ella misma (de su personalidad). El objetivo de esta técnica, mayormente, es la incorporación de las experiencias pasadas de la persona para poder “pasar página” en cuanto a los momentos más dolorosos de su vida y poder volver a contar con aquellos aspectos de su persona que quedaron bloqueados desde aquellas situaciones.
Dentro de la técnica “la silla vacía” podemos observar tres diferentes maneras de enfoque, estos se basan en diferentes propósitos:
Una situación o acontecimiento: Bajo este enfoque se encuentra el objetivo de abordar una situación de naturaleza traumática vivida por el paciente. Este acontecimiento ha provocado un bloqueo en algún aspecto del desarrollo sano de la persona. Un ejemplo sobre este enfoque sería una violación o una agresión física grave, que haya marcado de manera significativa la vida del individuo.
Una persona No disponible: En este caso, la silla vacía tiene el propósito de observar la expresión de sentimientos por parte del paciente, cuando la “persona” con la que interactúa (que es la que ocupa la silla vacía) es alguien del presente o del pasado con la que tiene asuntos no finalizados y que por algunas razones, no se encuentra disponible, ya sea por fallecimiento, desaparición o porque el encuentro no sea algo factible.
Un aspecto de la propia personalidad: Este enfoque implica asignar un aspecto o parte de la personalidad a la silla vacía y luego interactuar con ella. Por ejemplo, una persona podría explorar sus aspectos críticos, miedos o deseos colocándolos en la silla vacía. Esto facilita la autoexploración y el entendimiento de las diferentes facetas de la propia identidad.
Una vez finalizada la silla vacía, el terapeuta le indica al paciente que cierre los ojos e imagine a aquella persona que ha estado en la silla, que imagine cómo se le va acercando a sí misma y una vez que esté al lado, la coloque en algún lugar de su cuerpo, exceptuando su cabeza. Cada parte del cuerpo sigue una significación diferente y simboliza una relación con la necesidad afectiva del paciente. Si la persona que ha ocupado esa silla vacía es la madre del individuo, por ejemplo, no será lo mismo si el paciente la coloca en el pecho, en las manos o en los pies de este.
Para finalizar la sesión, tras esto, el terapeuta deja unos instantes para que el paciente se recupere y le pregunta los sentimientos que ha tenido acerca de la sesión y cómo se encuentra.
La forma de proceder de esta técnica va dependiendo del enfoque tomado para la ejecución de ella, el método de la silla vacía cambiará si se refiere a un aspecto de su persona o a un acontecimiento, por ejemplo.
La técnica de la silla vacía es utilizada principalmente para la evaluación del sujeto en la terapia Gestalt.
Entrega individual de Alba Toscano Serrano.
Referencias:
Mirotti, M. A. (2000). Introducción al estudio de las técnicas proyectivas. Editorial Brujas.
González-Ledesma, L. (2019). Terapia de juego gestalt. Con-Ciencia Boletín Científico de la Escuela Preparatoria No. 3, 6(12), 32–34. https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/prepa3/article/view/4223
Pretel, O. (2007). Técnica de la silla vacía. Centro de orientación y Desarrollo Humano. Consultado en: http://prettel. files. wordpress. com/2007/03/la-sillavacia. pdf.
Sneiderman, S. (2011). Consideraciones acerca de la confiabilidad y validez en las técnicas proyectivas. Subjetividad y procesos cognitivos, 15(2), 93-110.
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